Me he enamorado

Author: Gabriela Clayton /

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Me he enamorado, tan sólo dos veces pero tan juntas y tan unidas que no sé distinguirlas, y no sé separarlas. Me he enamorado, tan sólo dos veces y ambas tan diferentes y contradictorias que me cuesta trabajo entenderme. Tan opuestas que puedo enumerar sus diferencias con facilidad y hacer una lista de los puntos en común que no tardaría en acabar.

La primera de un Anubis vacío de ojos azabache y cabello de ceniza, la segunda de un ángel cobarde que alguna vez empuñó una espada para defenderme y después simplemente la clavó en mi pecho. La primera tan absurda, la segunda tan anunciada, la primera tan desastrosa, la segunda un tanto más tierna, la primera un enredo, la segunda con trágico final, la primera dolorosa a cada día, la segunda un terrible destello de dolor que se apagó rápido, la primera obstinada, la segunda contenida, la primera de sus ojos, la segunda de su alma, la primera de su boca, la segunda de su noble corazón, la primera en sangre derramada, la segunda en sanación, la primera en gritos a oídos sordos, la segunda con sabor a polvo.

Sin embargo, en ambas el final ha sido el mismo y he comprendido que enamorarme me hace daño y me enloquece. He comprendido que es ese poder sobrehumano que no soy capaz de comprender ni de manejar. Me he enamora, sí... tan sólo dos veces.

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Nunca he recibido flores

Author: Gabriela Clayton /

Hace poco leía en otro blog lejos de este a alguien expresar lo bien que se siente cuando te dan flores, y quise estar de acuerdo, pero la verdad es que nunca he recibido flores.

Suelo asociar el hecho de dar flores con los muertos, aunque me parece ridículo llevarle flores a alguien que ya no puede apreciar el gesto, sin embargo el acto de mostrar los respetos a alguien que se marchó es una imagen triste y bella, y si eso implica llevar flores; que la tradición se siga llevando a cabo.

Mis flores favoritas son los tulipanes blancos, son muy estéticos, líneas limpias, largos, delgados, no sé... incluso los puedo llamar “luminosos”, es una flor cara, no muy rara, que viajó de Turquía a los Países Bajos. Y ¿por qué blanco?, precisamente por ese limpieza visual.

Supongo que recibir flores, en el sentido romántico de pareja, aunque sea un cliché debe sentirse reconfortante, después de todo es el tradicionalismo más común y no puedo creer que de hecho me gustaría recibir, si no es un tulipán, al menos una flor de calabaza, jaja, ya sea de algún galancete o de un amigo. Aunque recibo otra clase de regalos que también aprecio muchísimo, la sola compañía de los seres queridos es un presente por sí solo.

Hay muchas canciones que me gustan relacionadas con flores, una de ellas “Perfume de Gardenias”, con cualquiera de sus intérpretes. Las flores en general poseen un espíritu de misticismo, de seducción, la muestra es la canción antes mencionada, creo que ahí radica su encanto, en esa sensualidad... o algo por el estilo.

Me puse a divagar sobre esto porque me di cuenta que nunca he recibido flores.

P.D.: Acabo de recordar que alguna vez recibí una rosa de un ex amigo otrora ex novio y también un girasol de un profesor, supongo que no cuentan, o no al menos el girasol... pff, que ñoñez recibir flores de un profesor.