Siento

Author: Gabriela Clayton /

Siento


Siento arder la sangre y me duele cada artería. Siento la nausea trepando mi garganta y las lágrimas traicionarme como cada noche. Siento la vida irse, el frío en mi espalda y la tristeza atascada. Siento es hastío en mis entrañas y vomito sangre, veo la sangre y sabe a sangre. Siento el corazón magullado y roto, siento los pies desquebrajados y mis manos cansadas, siento el metal... adentro.

Siento la mirada azul, y siento la mañana inútil, las estaciones que se estancan... en mí, los años que nada cambian y se llevan todo. Siento las notas golpeando mi cabeza y taladrando, machacantes. Siento el aroma tibio de un regazo olvidado y siento unas manos descarnadas estrangulándome en medio del estupor invernal.

Siento el alma hecha un nudo y la razón hecha un cascajo, siento la cordura acobardada como un niño qué no entiende lo que pasa. Siento cada día entre fuego cruzado y siento la bala perdida en mi cráneo. Siento la yugular destrozada, luego la sangre manchando, luego los ojos en nada.

Siento el olvido clavado en pies y manos, la cruz que me ha roto los brazos, la corona espinada que lentamente me arranca la piel, la lanza en un costado y al final una lluvia con truenos, que todo ha de limpiar.

Siento el dolor y la angustia, siento el entumecimiento eterno y las visiones de un paraíso. Siento el sofoco y la desesperación, siento una luz, siento el temor.

Siento la indiferencia (que mata) y tu sonrisa aun maldita, tu mirada de Anubis, tu juicio final, tu cruel guadaña rompiendo mi columna vertebral.

Y a pesar de todo... aun siento.

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Ni una lágrima

Author: Gabriela Clayton /

Hace mucho que no posteaba!

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Ni una lágrima

Ni una lágrima te voy a llorar, ni un error de mi ingenuo actuar haré a tu nombre, no serás acreedor a ninguno de los tontos sacrificios a los que estoy acostumbrado, ni una gota de sangre correrá por tu causa, ni una plegaria elevaré invocando tu presencia.

No cometeré las mismas estupideces que ya he cometido tantas veces. No es que no lo merezcas, no es que seas el peor de todos ellos, es más, creo que es la más sabia decisión que he hecho en mi corta y accidentada vida, es sólo que estoy cansado de dar la vuelta y agachar la mirada, de tragarme mi orgullo, de perder la dignidad, estoy cansado de que me pisen y me maten tantas veces, casando pues... estoy.

Ni una lágrima, ni un intento sombrío, ni un suspiro callado. Sólo me resta mirarte y sonreírte, que después de todo es lo más que ambos intercambiaremos.