Sangre y chocolate
Si pudiera llorar, lloraría mientras el sol se pone, mientras las olas rompen, mientras un ave muere. Si pudiera llorar no estaría tratando de arrancarme el corazón para ver si el dolor me arranca una lágrima. Si pudiera llorar, caminaría a tu puerta y te golpearía con culpa vestida de negro.
Y el sabor sigue siendo a sangre y chocolate, y los sueño siguen siendo estatuas de arena. No los toco porque se desmoronan. Y los días me siguen pareciendo absurdos, y las noches frías. Y tus ojos aun son carbón encendido, en pasión y furia.
Entonces me doy la vuelta y miro atrás y no veo nada más que un rojo intenso, y al frente todo es neblina. Estoy perdido y me cuesta tanto admitirlo; la respiración se aleja y regresa, se burla de mi en mi cara y aun así, no puedo llorar.
Porque si pudiera llorar, lloraría mientras la vida se fuga, lloraría mientras mis sueños se escapan, mientras te ríes de mi. Pero no puedo llorar.
Golpeo el cielo y la lluvia de estrellas me saluda, aunque me parece más un adiós. Me rompen los huesos, me dejan herido de muerte, y no puedo llorar. Lloraría mientras me desangro, lloraría mientras caigo, lloraría mientras me golpeo la cara de nuevo.
El sabor sigue siendo el mismo, el hierro de la sangre y el amargo chocolate.
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