¿Doy tanto miedo?

Author: Gabriela Clayton /

¿Doy tanto miedo?, ¿soy tan aterradoramente complicado?, no lo creo... si yo no lo creo tú no deberías creerlo. Porque no es así.

Tal vez es error mío querer cargarte mis problemas, que son muchos, que tú mejor que nadie los conoce, y eso, quizá, es lo que te da tanto miedo. Que de un momento a otro puedo desear morir o puedo desear huir o puedo desear quedarme, nunca se sabe lo que voy a querer.

Quiero comprenderte y te comprendo.

Porque yo miraré a otro, aquel hombre hecho de papel y carboncillo y diré en voz alta “adoro cuando me sonríe”, porque observaré a ese Anubis que me arrancó el corazón y lo puso en la balanza y seguiré pensado “es condenadamente hermoso”.

Y quería que me salvaras, pero no puedo obligar a nadie a aventarse a ese precipicio. A nadie. Simplemente no tengo salvación.

He de morir cada noche, he de revivir cada mañana y luego continuar con esto que me parece ridículo.

Yo buscaba un muro maravilloso en el cual recargarme, porque Dios sabe lo cansado que ha sido esto para mí. Y aun no lo encuentro... ni en ti ni en nadie. A pesar de que he tenido las piernas rotas por mucho tiempo y frente a tus ojos. A pesar de que mi rótula salta por entre la piel y sólo deja un rastro de sangre. No lo puedes entender... ya no puedo caminar.

¿Doy tanto miedo?, entonces creo que no eres lo suficientemente valiente como para haberte elegido. Elegí mal una vez más.

¿Doy tanto miedo?, ¿de verdad sólo alguien genuinamente arriesgado o suficientemente tonto querrá lidiar con esto que soy yo?

¿Soy tan difícil?

No es real

Author: Gabriela Clayton /

No es real

¿No reza mi poeta del Ontario que fueron dos años para que alguien ganara su corazón y tan sólo dos palabras para romperlo?

Siempre me había parecido sorprendentemente triste y hermosa aquella imagen. Ahora no sólo eso, ahora lo comprendo.

No fueron dos años, fueron cinco, y cuando quise ser yo el que diera el paso, con una simple palabra, una sola, una nada más, me hicieron tropezar, y romperme la cara, y fracturarme los huesos, desgarrarme los músculos y morir en una sola noche.

Llorar, querer golpearlo en la cara... y tuvo el descaro de decirme que si eso me hacía feliz, que lo hiciera. Quería besarlo y golpearlo, ambas cosas a la vez. Él sabía que me hubiera feliz aquella noche, no golpearlo... ni besarlo, sólo quería que me salvara.

He navegado en intranquilidad por mucho tiempo, desde que conocí a aquel demonio de ojos negros, y la única persona que yo pensé que podría por fin brindarme cielo despejado no tuvo la capacidad para hacerlo.

Porque no se qué me pasa que mi puntería siempre falla. No es real que esto me esté pasando a estas alturas, después de todo un caos sin sentido de sufrimiento inmerecido que padecí... porque así de grande lo sigo viendo a la distancia. Porque creí que mi corazón, un músculo ensangrentado, había comenzado a sanar...

...y lo hirieron otra vez.

Sin título

Author: Gabriela Clayton /

Para el fin de semana mi cuerpo está suficientemente mutilado como para morir. Como para esperar a desangrarse. Miro con insistencia el celular, una llamada que me salve no va a llegar; la cuerda pende del madero, esperando por mi cuello. La culpa no es de nadie, soy yo el que nunca asistió a clases y jamás se preparó para una entrevista de trabajo, soy yo el que sueña con un futuro inalcanzable, prometedor. Soy yo el que solo, solito se hundió en el cielo.

Para el fin de semana mi espalda está tan encorvada de cargar con tanto peso que mi frente toca el suelo, y como lodo, muerdo polvo. Miro con insistencia el frío metal, la navaja fue hecha para matarme, para ayudar a desangrarme. La cuerda está lista, la asfixia me asusta, la agonía me muerde las uñas, los párpados me pesan, tengo sueño. Es hora de dormir.

Morrissey sigue insistente en la cajuela de mi auto, como un muerto que he guardado ahí desde hace años que pide ser liberado, putrefacto. Insiste en que yo lo he matado. A todos no han matado querido Moz.

Luego me sacudo la mugre, pero ya estoy ensangrentado. Ya no se limpia. Mi boca tiene rabia roja, mis ojos se dilatan sin vida, totalmente muertos, ante un monitor de computadora inmune y azul. Sobre todo azul.

Juego a que puedo, pero es un juego que estoy destinado a perder. Sueño a que puede ser, pero es un sueño y nada más, es humo que trato de atrapar, y abrazar, y aferrarme a él para no caer al suelo.

Un día te veo, y me llamas, y me trastornas. Tú estás loco, no me conduzcas a tu mundo de locura; tu llamada no va a llegar. Maldito loco, hace tiempo que provocaste una de esas tantas heridas que hoy siguen sangrando, sí... maldito loco.

Qué más quisiera que no tener tantas deudas, saldado todo sería un camino más tranquilo, pero al menos me queda el desvergonzado consuelo que entre otras cosas... dejo mis deudas atrás. Material, frío metal que me cobija todos los días, en tono ónix tu corazón aceleró el mío. Un beso. Y una ópera prima tan fallida como descabellada, tan mala como intima y personal. Un logro y mi último fracaso.

Camino, el cielo nublado nos golpea y descalabra con granizo, miro a ambos lados, pido que valúen lo poco que me queda... es menos de lo que esperaba, la verdad. Luego cruzo calles y espero semáforos en verde, el olor a medicina me hace entrar y compro todo lo que necesito por 5 pesos... no necesito más; me atienden sin saber que esos 5 pesos son todo lo que necesito.

Como MSTRKRFT sigue siento mi hit

Author: Gabriela Clayton /

Mi gran regreso a este blog!

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Como MSTRKRFT sigue siento mi hit

Para el Festival Colmena tenía unas expectativas muy altas, no sólo porque tocaba Sigur Rós, sino por todo lo que nos prometieron. Lo consideraba desde antes “el mejor concierto de mi vida”

Este breve texto es “como MSTRKRFT sigue siento mi hit” o bien, “como una reseña del Colmena se convierte en una alabanza a MSTRKRFT”

¿Por qué?, friego mucho con el dueto canadiense lo sé. Pero he aquí la razón:

El Sonofilia, otro evento con millones de fallas era hasta entonces en general una experiencia de esas que me traumatizaron, disfruté a Björk, claro que lo hice... pero cuando MSTRKRFT salió a escena fue una experiencia inolvidable, de un buen modo al contrario del resto del evento, nunca antes había disfrutado tanto bailar durante hora y media, nunca antes una banda a la que conocía medianamente se convirtió en mi ejemplo a seguir como pseudo DJ que intento ser (Nikolai Tesla), se convirtieron en mis gurús, vamos. Además, en el Sonofilia no sufrí a la salida lo que sufrí en el Colmena.

El Colmena es una muestra, una vez más, que México sólo hace festivales chidos con el respaldo de una malévola marca (llámese Corona, Coca Cola, Motorola o Malrboro... y mención aparte merece esta última marca cigarrera, el MX Beat es de lejos el mejor festival en nuestro país hoy en día).

Todo iba perfecto, incluso pude tolerar la salida una hora tarde de Auditorio Nacional, aunque qué pena, atrás de mi iba sentado un alemán, ya saben... de Alemania... el primer mundo... donde las cosas funcionan diferentes, y el hombre estaba indignado por el retraso, no me lo quiero imaginar a la salida.

Cuando vi Tepoztlán me alegré, era exacto como en las fotos que había visto, no como en el Sonofilia, en donde la barranca de Huentitán era una horrible polvadera (esto se lo atribuyo a las respectivas estaciones de año, pero aun así) y nada que ver con las fotos.

Lo primero que hice fue ir al baño y buscar comida (también souvenirs), así que estuve en mi lugar hasta que Natalia Lafourcade salió a escena, me sorprendió bastante, ya se dio cuenta que lo suyo es el pop y hace buen pop.

Luego Defanico no me sorprendió, al contrario de Los Cojolites que a pesar de lo burda de su crítica social me agradó su onda y no se les puede exigir la gran profundidad en ese aspecto, además verlos en ese entorno fue perfecto. Los Simplifiers otra banda que no pelé mucho. Juan Son... es como Porter pero más pretencioso y eso no es bueno, Los Dorados con su buen jazz, Chikita Violenta una basura como siempre y a los Childs ya los conocía, muy buenos.

Luego Andrew Bird, hay algo en su música que no termina de convencerme a pesar de que tiene muchas similitudes con Patrick Wolf y con el mejor músico sobre el planeta thankyouverymuch o sea, Owen Pallett alias Final Fantasy. No sé, pero de todos modos es muy bueno.

Finalmente Sigur Rós, no podía dejar de pensar “ya puedo morir en paz”, la piel se me enchinó, estaba a punto del llanto cuando... cuando... señalo a Orri y le digo a una amiga “¿por qué llora?”, luego se lo llevaron, luego las Amiina decían todo con sus rostros de preocupación y luego todos salieron.

Que le haya pasado a Orri... no lo sé, sólo espero que esté bien, no me quejo de eso, lo he dicho y lo vuelvo a repetir, los problemas de salud son cosas que no se controlan.

Lo que sí se puede controlar es una salida ordenada, cumplir una promesa (la del transporte) y conseguir que un evento salga lo mejor posible. Caminar durante 3 horas en la obscuridad y con el mal sabor de boca de un brevísimo y accidentado set por parte de la banda que todos íbamos a ver es algo que espero no repetir jamás en mi vida. Era una buena idea en teoría, pero en la práctica no funcionó.

Es una lástima, Sigur Rós no pudo desbancar a MSTRKRFT de “la banda que me voló la tapa de sesos”, ese título sigue siendo para el mega pachangón que se armó en Huentitán... todo pese al polvo.

I will back

Author: Gabriela Clayton /